Los caracoles son pequeños moluscos con una apariencia muy peculiar, pero además sus características reproductivas son también bastante fuera de lo normal. Para empezar hay que mencionar su aparato reproductor mixto, que es capaz de producir gametos femeninos y masculinos al mismo tiempo. Aunque el hermafroditismo simultáneo no es la única peculiaridad que encontramos en la reproducción de los caracoles, también resultan bastante interesantes el cortejo, el acoplamiento y el nacimiento de las crías. Conozcamos en detalle todo sobre la gestación de los caracoles y cómo son capaces de concebir su descendencia siendo hermafroditas.
Madurez sexual del caracol
Los caracoles pueden terminar de desarrollar su aparato reproductor a diferentes edades, determinadas por las características específicas de las especies a las que pertenecen. La madurez sexual de los caracoles (terrestres y marítimos) se enmarca en un período de tiempo que comprende desde las 6 semanas de vida hasta los 5 años. Una vez que han completado el desarrollo sexual y dejan de crecer, son capaces de producir su descendencia, pero igual pueden demorar un poco más de tiempo en aparearse si las condiciones en su hábitat no son lo suficientemente favorables.
Cuando los caracoles se cultivan en criaderos, estos parámetros reproductivos se pueden optimizar bastante proporcionando un hábitat óptimo, con las condiciones ambientales ideales en cuanto a temperatura, humedad y luz.
Apareamiento del caracol
Así como sucede con la mayoría de los organismos hermafroditas que tienen la capacidad de producir los dos tipos de gametos, los caracoles no son capaces de fecundarse a sí mismos. La producción de espermatozoides y óvulos no es suficiente para que el órgano reproductivo del caracol haga todo el trabajo, así que necesitan acoplarse con una pareja. Esto es completamente posible ya que poseen el órgano reproductor masculino y el órgano receptivo correspondiente al mismo tiempo. En otras palabras, cada caracol anatómicamente es macho y hembra a la vez.
Tenemos que decir que el hermafroditismo es la regla en esta especie, pero como en toda regla hay excepciones. En este caso la excepción pertenece a la familia Pomatiidae, en la cual los individuos tienen los órganos reproductores por separados, es decir o son machos o hembras. Para diferenciar a estos ejemplares basta con prestar atención a su morfología, ya que se evidencia un claro dimorfismo sexual entre ambos géneros. En el caso de los machos la concha protectora es más pequeña que la de las hembras.
El cortejo de los caracoles puede pasar desapercibido ante el ojo humano, pero sin duda tiene lugar. Los caracoles se valen de las feromonas y demás rastros químicos en el aire para detectar compañeros receptivos, ya que además del olfato el resto de los sentidos se encuentran muy poco desarrollados. La hembra y el macho se aproximan con fines reproductivos haciendo uso de una serie de movimientos y posturas características de la especie. Una vez que se acorta la distancia entre el macho y la hembra, los caracoles pueden comenzar a frotarse mediante sus tentáculos retráctiles e intentar un contacto más físico. Los individuos de algunas especies pueden también mordisquear el poro genital de su pareja, una vez que se han aceptado mutuamente.
Para finalizar el cortejo, los caracoles maduros sexualmente pueden utilizar los llamados dardos del amor o dardos excitadores. Se trata de una pequeña saeta puntiaguda calcárea que posee algunas hormonas, y tiene una función estimulante previa al acto sexual. Los caracoles vírgenes no son capaces de accionar esta arma especial durante el cortejo, solo los que se han apareado más de una vez hacen uso de ella. Según se ha comprobado en diversos estudios reproductivos en los caracoles, el intercambio de esta estructura suele ser muy beneficiosa para aumentar las probabilidades de éxito de la fertilización.
Los apareamientos casi siempre tienen lugar en primavera, y las especies de climas templados esperan al otoño cuando aún existe humedad suficiente. Los caracoles tienen hábitos reproductivos nocturnos, por lo que la cópula siempre ocurre durante la noche. Durante un período de tiempo que puede abarcar de 4 a 10 horas, el aparato genital masculino de uno de los caracoles introduce un paquete espermático en el receptor femenino del otro y también puede ser a la inversa. Ósea la transferencia de esperma puede ser unilateral o recíproca, un caracol insemina al otro o se inseminan los dos. Luego en la cámara de fecundación se van fertilizando cada uno de los óvulos, con el esperma transferido en el espermatóforo.
Incubación del caracol
La puesta del caracol no es inmediata después de la cópula. El tiempo que tardan las diferentes especies es variable, pero por lo general se encuentra entre 7 y 15 días. Para depositar los huevos el caracol excava en la tierra hasta obtener una cámara de incubación de poca profundidad. Al finalizar los nidos son completamente obturados por el progenitor, hasta el momento de la eclosión.
La ovoposición de un caracol puede tardar un día entero o algunas horas, dependiendo de la cantidad de huevos de la puesta y la edad del ejemplar. La cópula y la puesta en sí suelen ser procesos agotadores para los pequeños caracoles. Muchas veces mueren luego del desove o quedan en un estado de letargo hasta que logran recuperar fuerzas.
Los huevos de caracol tienen una forma esférica y un peso inferior a los 0,030 mg. Poseen una apariencia nacarada y es que se encuentran recubiertos por una capa de albúmina y otra calcárea.
Período de incubación del caracol
El tiempo de gestación de los caracoles no sigue un mismo patrón en todas las especies. Algunos huevos pasan incubándose menos de 24 horas y otros semanas (generalmente pasan de 15 a 25 días). Entre los factores que influyen en la variación de este parámetro se encuentra el tiempo de fecundación interna que tuvo el huevo, la temperatura ambiental y humedad del suelo donde se realiza la puesta, entre otros.
El tiempo de incubación de los huevos de caracol puede no ser incluso uniforme. Una vez que eclosiona el primer huevo, el resto le debe seguir, aunque algunas veces se retrasan por un período de horas o días los nacimientos.
Nacimiento y cría del caracol
Cuando los embriones de caracol están listos para nacer, es porque han consumido la capa de albúmina y resquebrajado la parte coriácea del huevo. Poco a poco van debilitando la pared interna del huevo hasta que parten por completo la cáscara y nacen.
La cáscara de huevo no solo sirve de incubadora a los pequeños caracoles durante su desarrollo embrionario, también juega un papel fundamental en la alimentación de los recién nacidos. Los caracoles necesitan grandes cantidades de calcio en su dieta diaria, por lo que toman el carbonato de calcio que se encuentra en la cáscara y lo utilizan para producir una concha fuerte durante su crecimiento. Los pequeños que no son capaces de ingerir el suficiente calcio en esta etapa, luego tendrán una concha fina, quebrada o con agujeros.
Generalmente los caracoles recién nacidos no abandonan el nido hasta que pasa alrededor de una semana. Se mantienen seguros bajo tierra consumiendo los restos de su cascarón, hasta que necesitan salir a buscar alimentos.
Los nuevos caracolitos tienen un aspecto similar al de sus progenitores, desde el nacimiento poseen su concha, aunque esta es muy pequeña y ligeramente transparente. A medida que los pequeños van creciendo, también lo va haciendo su concha que se torna menos nacarada. A la concha se le van acoplando nuevas cámaras, con un ritmo continuo, hasta formar una espiral logarítmica.
Cantidad de crías del caracol
Los caracoles pueden poner entre 50 y 150 huevos cada vez, también pueden reproducirse varias veces durante su vida fértil. Sin embargo el éxito reproductivo y la fertilidad son ambos factores que decaen en los individuos de mayor edad, es decir a medida que envejecen van siendo menos productivos. La media de huevos de un caracol joven es aproximadamente 90.